06 mayo, 2008

El Hipódromo del Norte

Es feriado en Guatemala y me dirijo por en medio de los frondosos árboles que flanquean la avenida Simeón Cañas, en la zona 2 capitalina.
El paseo tiene como propósito, alcanzar el final de la misma, para caminar en los alrededores del Hipódromo del Norte y redescubrir su esplendor de antaño, a través de algunos de sus atractivos turísticos.

El mapa en relieve
La primera parada me lleva a visitar una obra que, por el alto contenido educativo, de ingeniería, artístico e histórico que encierra, es considerada única en su genero a nivel mundial (para muchos, el santuario de la geografía guatemalteca).
Se trata del Mapa en Relieve, Monumento Histórico Nacional, que con sus más de 100 años de vida, despierta la admiración de nacionales y extranjeros.
Esta maravilla de la ingeniería guatemalteca, que abarca más de 1,800 metros cuadrados de construcción, es una reproducción a escala del territorio nacional. La misma fue inaugurada en el año de 1905.
Aunque su autoría ha sido atribuida desde un inicio al ingeniero Francisco Vela, tal y como consta en la plaqueta que da la bienvenida a los visitantes, actualmente se mantiene un alegato por parte de la familia del ingeniero Claudio Urrutia, que exige el reconocimiento de este, como el autor de la obra.
Lo anterior viene a añadir un componente de controversia, en el que, ni reconocidos historiadores guatemaltecos, se ponen de acuerdo.
Como atractivo adicional (quizá, para muchos desapercibido), la parte este del complejo y que constituye el área verde, es albergue de cien árboles de hormigo. Dicha especie de árbol, es la única a partir de la cual, se pueden construir las teclas de la marimba.
El “bosque sonoro”, como se le conoce al centenar de árboles, es un tributo a igual número de autores y compositores del instrumento declarado símbolo nacional. Por lo mismo, al pie de cada hormigo, se ubica el nombre del marimbista que lo sembró.

Por lo difícil que resulta hacer una fotografía completa del mapa (incluso desde cualquiera de sus dos torres que funcionan como miradores), la tercera fotografía de arriba hacia abajo, la hice a partir de una imagen satelital ampliada de Google Earth. En la misma, se aprecia una vista parcial del Hipódromo, que incluye tanto el mapa como el bosque.

El resbaladero gigante
Como parte de la visita al Hipódromo, imposible sería dejar de lanzarme (aunque sea una vez, y luego de más de 25 años de no hacerlo), desde el famoso resbaladero gigante. Cinco quetzales bastaron para evocar a mi infancia por unos segundos, para convertirse poco a poco en nostalgia, más aún, cuando me encontré con el paso del trencito que bordea el sector.
A lo anterior se sumó a mi salida, la venta de comestibles como: manzanas en miel, dulces típicos, tostadas, churros, juguetes y elotes locos, recordándome que, en este mismo espacio, se celebra la famosa feria de Jocotenango.
Vaya visita al Hipódromo del Norte; dichosamente y sin darme cuenta, me vi inmerso por unas cuantas horas, en una máquina del tiempo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El Hipodromo del Norte es un lugar para divertirse con la familia ya que solo con el hecho de ir a caminar un rato con los seres queridos uno se la pasa de lo mejor y por la tarde antes de regresar a casita puede disfrutar de un delicioso Atol de Elote con una Enchilada o un riquisimo Chuchito

Eduardo dijo...

Así es amigo/a, muchas gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

WOW me hizo recordar mi infancia cuando mi papa me llevaba aprender a montar bicicleta.... el ya no esta pero como si fue ayer me recordo sus fotos y descripcion del lugar....gracias que bonita esta su pagina....que buen chapin.. Saludos desde Maryland, USA

Anónimo dijo...

Comparto la idea de que si es una muy bonita pagina,, pues yo me crie, en el parque del hipodromo y es muy lindo, poder recordar mi infancia ,,, ahora que vivo tan lejos. en serio gracias por permitir, poder recordar ese lugar tan bonito.......