16 junio, 2008

Los cambios en el Centro Histórico

Hace algunos días tuve la oportunidad de visitar el Museo Nacional de Historia, y dentro de muchos objetos de valor que resguardan sus instalaciones, repentinamente capturaron mi interés tres fotografías que adornaban las paredes del recinto y que atestiguan algunos cambios en el Centro Histórico.
Lo primero que observo, es una fotografía de la fuente ubicada en la plaza de la constitución (otrora parque central), en el centro histórico. Me llama mucho la atención, que la imagen tomada en el año de 1943, muestra que la misma, originalmente, poseía siete copas y no tres como pensamos o pensábamos muchos hasta la fecha.
Imagino que por sus dimensiones, realmente debe haber sido hermoso verla funcionar, e incluso, sentir la refrescante brisa que emana de la misma con la complicidad del aire, como todavía sucede hoy día con sus tres copas.
Continúo mi recorrido y me encuentro frente a un cuadro que le pone imagen a algo sobre lo cual solamente había escuchado. En el mismo visualizo la ubicación original de la fuente Carlos III. Si, esa que todos los capitalinos vemos con frecuencia cuando pasamos alrededor de la Plazuela España, sobre la séptima avenida zona 9.
Al fondo se aprecia el frontispicio de la Catedral Metropolitana y parte de lo que antaño fueron las instalaciones del Colegio San José de los Infantes.
Nótese como algo curioso, que entre la nave central y las dos torres de campanarios del santuario, se encuentran las esculturas de dos vírgenes, y que asumo corresponden a la virgen de La Asunción, patrona de Guatemala (es un detalle que actualmente no existe).
Finalmente, la tercera y última fotografía, es algo con lo que estoy más familiarizado. Aunque no viví la experiencia de recorrer la sexta avenida de la zona 1, en su época de mayor esplendor, todavía tuve la oportunidad de sextear (caminar a lo largo de la misma), sobre banquetas inmunes al comercio informal y en medio de edificios, cuyos negocios, daban fe del apogeo económico alcanzado años atrás.
Fueron tiempos en los que todavía, la sexta, intentaba mantenerse como un importante polo de desarrollo económico y comercial. Por lo mismo, se apostó en la construcción del edificio de la Plaza Vivar, que para una idea de los más jóvenes, era en ese entonces, uno de los mejores espacios para albergar oficinas y comercios.

2 comentarios:

Mª Ángeles Díaz dijo...

Querido Oscar, te felicito por el post y por tu iniciativa de recuperar viejas fotografías de la arquitectura y el paisaje de Guatemala pues me ha parecido muy interesante conocer, por ejemplo, cómo era la fuente de la Plaza de la Constitución en su origen. Es decir que al diseñarla se optó por el modelo de siete copas, lo cual teniendo en cuenta la época obedece a un modelo simbólico donde el siete se relaciona con los dioses de las semana, o días de la semana y los planetas que los representan: Luna-Lunes, Marte-Martes, Miércoles-Mercurio, Jueves-Júpiter, Viernes-Venus, Saturno-Sábado, Domingo-Sol. (En inglés el día del sol se ha mantenido más claro: Sunday)
Por otro lado te agradezco tu último comentario al post sobre el libro del Tarot, de Federico González, ahí me di cuenta de que amas la fotografía y te fijaste en la de la antigua fachada de la librería Alibri, antiguamente Herder.
La próxima vez que acuda a un acto tomaré la imagen completa para que la puedas ver bien.
Un abrazo amigo, te diré, además, que por acá siguen habiendo zompopos. Pero, ¿pueden haber tantas hormigas reinas?

Eduardo dijo...

Hola Nuria. Wow!, qué interesante lo que explicas sobre el significado de las siete copas de la fuente. Mil gracias por eso, vino a complementar y enriquecer el artículo.
Si me gusta mucho la fotografía, no sé si me salen muy bien, pues nunca he recibido curso alguno, pero me gusta hacerlo. Más aún, con las facilidades que ofrece una cámara digital hoy día.
Así que siguen los zompopos por allá. Cómo bien preguntas, es extraño pensar que existan tantas hormigas reinas.
Sabes, con respecto de este tema de los zompopos tengo una anécdota. El día que publiqué el post, capturé un animalito de estos con el animo de conservarlo para mi sobrina. Lo mantuve en una cajita con tierra y un poco de hojas de té por si se le antojaba comer algo. Como si nada, le tomé cariño y llegué a darme cuenta el lunes, que ya tenía más de 15 días vivo. Tal aspecto, me conmovió por lo que ayer le hice justicia a la naturaleza, dejándolo en libertad.
Un cordial saludo y por cierto, pronto te tendré una sorpresa..