04 febrero, 2009

El mercado, la iglesia y la fiesta patronal de Chichicastenango (video)

Es domingo en Chichicastenango y el cielo luce un tono azul de esos que solo se ven en Guatemala. Coincidentemente, además del atractivo que despierta el colorido y el folclor propio del mercado del fin de semana, el calendario marca 21 de diciembre. Dada la fecha, la visita a Chichicastenango se torna doblemente especial, pues se está celebrando la fiesta patronal, que alcanza su máximo esplendor tras dos días previos de actividades.
El mercado al aire libre, ubicado a los pies de la iglesia de Santo Tomás ( hogar del patrono local), se ve colmado de devotos y turistas que caminan a lo largo y ancho del mismo, buscando la mejor ubicación para no perder detalle de la que constituye, una de las fiestas patronales de mayor renombre a nivel local e internacional.
El incienso, los cohetes, las bombas voladoras, la marimba, el tum y la chirimía, anuncian el paso del cortejo procesional con las imagenes de Santo Tomás, San Sebastián y San José. La comitiva es extensa y refleja a lo largo de la misma, toda la magnificencia de la multiculturalidad que distingue a Guatemala a nivel mundial.
Los integrantes de la cofradía de Santo Tomás, desfilan haciendo gala de la belleza de sus trajes típicos. A los mismos, se suma la fina y bien ornamentada indumentaria de los moros que participan en la danza del torito (sin duda, la vestimenta mejor elaborada del país).
Paralelo al cortejo, el día de mercado (que también tiene lugar los jueves) continúa su actividad, exponiendo el trabajo magistral de artesanos guatemaltecos, de los cuales, la mayoría ha llegado desde las montañas.
Telas típicas, máscaras talladas a mano, huipiles bordados, bolsas tejidas, artículos elaborados con jade, cerámica y muchos objetos más, forman parte de la oferta de cientos de pequeños puestos. Todos en conjunto, convierten al mercado de Chichicastenango, en uno de los más famosos del continente americano.
La iglesia de Santo Tomás, desde donde salió el cortejo que recorre los alrededores del mercado, hace gala de sus más de 465 años de historia, reflejando tanto en su construcción, como en las ceremonias que se realizan en su interior, importantes manifestaciones de la cosmovisión Maya. Por ejemplo, al templo se accede a través de 18 gradas, que simbolizan el calendario sagrado de los Mayas que consta de 18 meses de 20 días cada uno. Sobre dichas gradas, se observa permanentemente humo, producto de la celebración de rituales religiosos.
A diferencia de otros santuarios, el interior de la iglesia de Santo Tomás mezcla las costumbres de la religión católica y la espiritualidad de los Mayas. Los altares donde los fieles ofrendan, son muestra de ello. Por si fuera poco, fue en las paredes de dicho lugar, donde se econtró el Popol Vuh (Libro sagrado de los Mayas).
Ya de regreso y tras su paso frente a la capilla de El Calvario, las imagenes cargadas en vistosas andas donde sobresalen enormes plumas de colores, son colocadas frente a la iglesia de Santo Tomás, para que sean veneradas por los fieles, ofreciendo un bello contraste con las paredes blancas del santuraio como fondo.
La quema de pólvora no cesa, tampoco la música, mucho menos la energía de los integrantes de la danza del torito que bailan y bailan durante horas, algunos de ellos, bajo el efecto embriagante de la cusha que abunda por doquier. Según información oficial, ese día bailaron durante 14 horas ininterrumpidas.
Hay alrededor de cuatro tarimas contiguas a la iglesia y sobre las mismas, se desprende el sonido de igual número de conjuntos musicales, que interpretan canciones populares de moda (un relajo por ratos, pero alegre).
También hacen su presentación, los integrantes del convite de enmascarados, que a través de una armoniosa coreografía, muestran a personajes de la televisión y el cine, bailando al ritmo de la marimba.
Repentinamente, un cofrade irrumpe sobre las gradas de la iglesia de un lado hacia otro, sosteniendo con una mano, la figura de Santiago sobre su caballo blanco y con la otra, una bola de cohetes (es el baile del Tzijolaj).
Mientras tanto, a un costado del mercado, se van integrando a la fiesta otro grupo de personajes disfrazados de micos, perros y tigres. Son los integrantes de la danza del palo volador, ritual que solamente puede ser visto en tres municipios de Guatemala y que viene a sumarse a las muchas razones, por las que la fiesta patronal de Chichicastenango, merece ser motivo de visita.  A continuación un video de mi autoría:

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