Hoy es domingo de ramos, y consigo, se vino la Semana Santa, sin
duda, una época que siempre nos hacer sentir privilegiados y orgullosos a todos
los guatemaltecos, pues la muerte, pasión y resurección de Jesucristo, se
rememora con niveles de fe y manifestaciones únicas a nivel mundial.
El fervor
católico, reflejado principalmente a través de la oración y la penitencia, se
fusiona durante este periodo con muchos otros elementos o prácticas propias de
nuestra cultura e identidad, y que el paso del tiempo, ha sabido acoplar
armoniosamente.
Hoy día,
además de la religiosidad manifiesta en esta época, la Semana Mayor es un
periodo durante el cual se ponen en escena, muchos valores y tradiciones de
nuestra cultura, sea este el caso de la magnificencia del arte guatemalteco, y
que sirve de vinculo entre lo terrenal y lo divino.
En ese
contexto, durante la cuaresma, pero principalmente en Semana Santa, salen en
procesión por calles y avenidas, esculturas de preciado valor histórico,
religioso, artístico y cultural, acompañadas de pinturas de igual valor,
representando la imagen de Cristo en muchas etapas de su vida.
Las
imágenes son llevadas sobre andas elaboradas con finas maderas y decoradas con
hermosos detalles. A su vez, bellas marchas fúnebres le dan armonía al paso
sincronizado de los devotos cucuruchos, que combinan su indumentaria con las
hermosas jacarandas que tiñen de morado la ciudad.

A la fusión
entre el arte y la fe, se suma también la cultura gastronómica que se enaltece
con platillos propios de la temporada, principalmente a base de pescado y otros
postres. Esto, y mucho más, viene a reforzar el por qué la celebración de la
Semana Santa en Guatemala, es única en el mundo.
Lamentablemente,
ante la situación que estamos viviendo este año, tendremos una Semana Santa
atípica. Es necesario, debemos entenderlo. Ya habrá tiempo más adelante para
salir a las calles y poner en escena muchas tradiciones y costumbres que nos
han identificado como guatemaltecos en esta época, y que por mucho podemos
gritar al mundo !nos llenan de orgullo!. Mientras tanto, los invito a que
lleven consigo la Semana Santa a casa, pues al final de cuentas, no perdamos de
vista que la esencia de tan espiritual celebración, se circunscribe al amor que
profesamos a Dios y a su hijo Jesucristo.
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