20 diciembre, 2007

En una ceremonia religiosa maya

La riqueza arqueológica de Kaminal Juyu
El sitio arqueológico Kaminaljuyú constituye un importante centro religioso para la cultura maya. A pocos metros de la entrada se puede apreciar un área destinada para la celebración de ceremoniales, los cuales se realizan, generalmente, en horas de la mañana.
En una visita al lugar, aunque no era ese el objetivo fundamental, me sentí esperanzado en que podría tener la suerte de presenciar un ritual de tal naturaleza, sin embargo, me di cuenta que debí llegar un poco más temprano.
Ante la ausencia del vigilante en la puerta de acceso a la Acrópolis central, decidí inspeccionar el sitio desde uno de sus montículos. Para mi sorpresa, detrás del mismo divise un grupo de personas alrededor de un altar, donde comenzaba a emerger el fuego bajo la diligencia de un sacerdote maya.
Me acerqué a una distancia que consideré prudente, guardando el debido respeto que se debe observar en la celebración de cualquier actividad espiritual y sobre todo en aquellas donde no se quiere irrumpir en el espacio de otras personas cuando no se ha sido invitado.
Con el deseo de sacar la cámara, observaba cómo el fuego tomaba fuerza ante los movimientos circundantes que hacía el sacerdote con una varilla. Asomó el primer octavo y cada uno de los presentes fue esparciendo licor en cuatro puntos cardinales, para luego beber un sorbo. Con un gesto de aprobación, el sacerdote me invitó a integrarme al ritual, a lo cual accedí tímida, pero inmediatamente.
Vamos a pedirle al Ajau Quiej (espiritualidad del hombre) decía el guía espiritual de la actividad, mientras una de las personas que lo asistía me entregaba ocho candelas amarillas y blancas. Sé decir que aunque no pregunté, dentro de lo que yo entiendo, ambos colores representan protección.
Luego de una pequeña oración, se nos instruyó a los hombres para dar ocho vueltas alrededor del fuego y paso seguido pedir a Anil (por allí dicen que es Ajin), para pedir por la salud, la abundancia y agradecer por la comida.
Nuevamente el sacerdote expresó unas extendidas palabras en las que solicitó bendición para los presentes, líderes comunitarios y servidores públicos. Acto seguido, dimos cuatro besos al juego de ocho candelas y se le agradeció a los abuelos, dando fin al ceremonial con un beso sobre la tierra.
Antes de retirarme aproveché para saludar y agradecer a cada uno por la invitación. Al sacerdote en particular, le manifesté sentirme honrado y aproveché para intercambiar impresiones sobre algunos detalles del ceremonial. Entre otras cosas, me explicó que el uso de las candelas y los colores varía según las fechas. Ese era día de agradecer según el calendario. Igualmente me explicó que el licor se esparció en los cuatro puntos cósmicos fue en honor a los abuelos.
!Ojalá que lo que se pidió ese día en un marco natural inundado de buenos deseos, se convierta en realidad para todos!.

3 comentarios:

Carlos Alberto dijo...

Oscar: ¡Es increíble que tengas tanta suerte! ¡Cómo quisiera estar en tus zapatos! Tu relato es muy emocionante. ¡Parece una película de suspenso! Ese descubrir detrás de un montículo a un grupo de personas (incluyendo al sacerdote maya) alrededor de un altar, es fascinante. (Habría que hacer un corto con este relato.) ¡Y que después de inviten a participar de la ceremonia! ¡Qué HONOR! ¡Qué PRIVILEGIO! Un recuerdo para guardar toda la vida en el corazón. Para contarlo una y otra vez. Porque las circunstancias lo hicieron muy especial. Yo nunca he tenido un honor semejante. Un acercamiento tan íntimo, tan singular, tan sagrado, con los descendientes directos de los primeros habitantes de las Américas. Sería muy emocionante para mí vivir un momento como ése. Tan emocionante como lo fue para ti.

Oscar: No puedo creer que seas tú y no yo el que está teniendo esas maravillosas experiencias.

De la ceremonia religiosa maya a la cultura taiwanesa. De la Acrópolis central a la inauguración del Taipei 101, el edificio más grande y tecnológicamente más desarrollado del mundo.

¡Felices (y afortunadas) fiestas!

Posdata: Todavía no pude leer lo que escribiste sobre el Taipei 101. ¡No me alcanza el tiempo! Necesito, con urgencia, dos clones y dos computadoras.

Anónimo dijo...

Oscar: ¡Que pases unas muy FELICES FIESTAS junto a tu familia y tus amigos!

¡FELICIDADES!

Eduardo dijo...

Estimado Carlos, primero que todo disculpas por mi falta de comunicación estos días, pues decidí darme unas vacaciones para seguir conociendo mi país. Mi aventura terminó unas horas antes de las 12pm del 24. Por suerte todavía llegué a dar el abrazo, aunque afectado por una gripe de la cual me sigo reponiendo.
Con respecto de tu penúltimo post...pues tienes razón, tengo la suerte de vivir en un país como Guatemala y eso de la ceremonia fue un privilegio, porque de que puedes ver una, se puede. Ahora que te inviten a ser parte, es otra cosa.
Con respecto de la navidad.. UN CORDIAL ABRAZO DESDE GUATEMALA Y MIS MAS SINCEROS DESEOS DE QUE LA HAYAS PASADO BIEN.

Saludos.