03 abril, 2012

Las alfombras del Centro Histórico (video)

En medio de toda la fe y religión que envuelve a la Semana Santa en Guatemala, no cabe duda de que las alfombras ocupan un lugar preferencial. En las mismas queda manifiesta la devoción de sus creadores, que majestuosamente, han encontrado en estas un medio material para profesar su amor a Dios, y al amparo de su figura, reforzar también el vínculo con su prójimo. Así, religiosamente en su elaboración participan familias y vecindarios enteros de manera armoniosa.
Pero más allá de su carácter religioso, las alfombras también llevan implícito un componente artístico, y que sin duda, es una característica digna de admiración. Aunque las más comunes son las de aserrín (refiriéndome propiamente al material, no así a su diseño), también las hay de flores, frutas, pan, pino y de viruta entre otras. Incluso hay algunas en las que se mezclan varios de estos elementos.
En Guatemala su elaboración es una práctica popular en muchos de sus departamentos y municipios. Personalmente he tenido la oportunidad de observar repetidamente las de
Antigua Guatemala, específicamente las que se elaboran el Viernes Santo sobre la Calle Ancha en honor a la procesión de Jesús Nazareno de la Merced (para muchos las más bellas, y por lo mismo las más famosas). Atendiendo que en el Centro Histórico de la ciudad Capital, también se manifiestan niveles de religiosidad similares a los de la Ciudad Colonial, el año pasado (luego de indagar al respecto), decidí participar el Jueves Santo de la procesión de Jesús de Candelaria, imagen en honor a la cual se elaboran espléndidas alfombras sobre las calles y avenidas de las zonas 1 y 2.
A tan solo una hora del paso del cortejo procesional, el inicio de la caminata sobre la Avenida Juan Chapín a las 8am, me recibió gratamente con hermosas alfombras que me sorprendieron principalmente por su longitud (algunas superaban los 100 metros).
Separadas por escasos centímetros una de otra (imagine eso estimado lector), las alfombras parecían ser una sola. Tal hecho era una invitación a seguir caminando y contemplar la creatividad con la que los guatemaltecos manifiestan su fe durante la Semana Mayor.
Guiado por el colorido camino de aserrín, de la zona 1 pasé a la zona 2, para observar las reconocidas alfombras del sector conocido como el Barrio Moderno. No tuve que ver mucho para entender el por qué de su fama. Más que aserrín, los vecinos bordaban sobre el pavimento. La mayoría de ellos había comenzado a trabajar desde las 9 de la noche del día anterior y a esas horas, todavía ultimaban detalles sobre la ornamentación de sus creaciones.
El rostro del Nazareno era la figura que dominaba la mayoría de los diseños. Pronto apareció la procesión, y sobre el anda resaltaba la imagen que había inspirado el arte que se desdibujaba con el paso de los cucuruchos.
El aire del sector olía a pino, corozo, aserrín e incienso. Son esos momentos en los que cualquiera desearía que además de imágenes, una fotografía también transmitiera aromas de la escena que reproduce, sin embargo, no es posible. Pero lo que sí es posible estimado lector, es que usted participe este Jueves Santo de la procesión y las alfombras, para lo cual le hago una cordial invitación.




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